El resultado de la elección PASO del domingo pasado pone a todos los protagonistas de la política activa frente al desafío de volver a pensar el instrumento para recoger el mensaje y reconstruir la credibilidad que nunca debió perder.
Es necesario poner en valor la expresión ciudadana que demandó cambios reales y terminó votando la opción que se presentaba como más “diferente” frente a las responsabilidades que adjudica al gobierno actual y al anterior por la grave crisis de la economía y las angustias de la vida diaria.
Asistimos a una verdadera situación de desgobierno que no ha registrado y no ha sabido responder a las demandas sociales por una economía deteriorada que impacta en la vida de las personas.
La creciente inflación se refleja linealmente en menor poder adquisitivo de la población. Mes a mes las familias deben privarse de algo más para poder cubrir sus gastos mensuales. En la medida que cae el poder adquisitivo de la población se reducen las posibilidades de venta al mercado interno de las empresas que operan en el país. La alternativa de exportar no está al alcance de todas las empresas: El alto costo del financiamiento, la alta presión impositiva que no se refleja en bienes de calidad prestados por el Estado, el retraso del tipo de cambio real que busca contener la inflación son factores que alejan a nuestras empresas de mercados internacionales. Si no hay mercado interno ni externo las empresas se achican o cierran.Eso impacta en la situación del empleo, cada vez más precarizado e insuficiente, de la misma manera que los ingresos individuales o familiares. Frente al aumento brutal de los productos básicos, las propuestas de topes o calificación de los precios, son una ficción que hace aún más patética la situación del consumo que dejó de ser el dinamizador de la economía por las carencias de los propios consumidores.
Mientras tanto, el Presidente y la Vicepresidenta juegan a las escondidas y han decidido mantenerse al margen de este estado de situación que ellos mismos han provocado. El gobierno esta políticamente acéfalo. El Ministro de Economía perdió toda credibilidad. Su único argumento es culpar al gobierno anterior y al propio ex Ministro de su gobierno. Comprometen el futuro del país dejando un Banco Central sin reservas ni margen de maniobra.
Un déficit cuasifiscal cada vez más alto que, sumado al déficit fiscal, hacen la situación insostenible. El gobierno no corrige los desequilibrios, los esconde debajo de la alfombra y la patea para adelante.
Salir de la incertidumbre es tomar de inmediato los remedios que necesita la economía, las instituciones y sobre todo, la sociedad. Y plantear con claridad cuáles serán las respuestas concretas para crear condiciones. No es razonable discutir sobre existencia o no, o tamaño del Estado. La discusión es como hacer que el estado cumpla con lo que debe asegurar: servicios esenciales a toda la población, por prestación directa o a través del ejercicio del control sobre la actuación de los mercados. El funcionamiento del estado debe ser eficaz, eficiente, transparente. El capitalismo no puede abandonar a cada cual a su suerte. La relación virtuosa del sector público y el privado debe generar y distribuir prosperidad, terminando con privilegios intolerables como los que, muchas veces, exhibe el mismo sector de la política.
Somos GEN, un partido político de ideas y valores, de militancia comprometida con el progreso social. Acompañamos las preocupaciones y reivindicaciones sociales, trabajamos para ofrecer las mejores respuestas. Ratificamos nuestra pertenencia y compromiso con la Coalición Juntos por el Cambio que integramos en este proceso electoral y en ese lugar pretendemos aportar una visión humanista de la política que se ponga a la altura de las circunstancias para asegurar un futuro de bienestar.